Un danza, un dialogo, una lucha, un medio de defensa.
Comunicarse, seducir, conquistar. Movimientos suaves y lentos preceden a otros mas rápidos y contundentes. La danza te envuelve, te lleva, te abraza, te golpea, te tira, te levanta, te llena. Se aprende a base de práctica, de caerse y de
levantarse. La técnica y la táctica se van mejorando con los años. Hace falta fuerza
para sostenerse, intuición para prevenir, creatividad para seducir y hacer la
vida mas bella y sobretodo, flexibilidad para adaptarse a las circunstancias y
a los cambios de rumbo.
Hay que aprender a mantener el equilibrio, a
moverse con agilidad, a esquivar los golpes. Aprender a leer en los
ojos de los demás, a conocer a quién tienes delante, empatía para poder
comprender. Y saber cómo hay que bailar con cada uno y con quien es mejor no
hacerlo. Saber cuando debes acercarte y cuando alejarte.
Al final nuestra felicidad depende de nuestra
capacidad y flexibilidad para aceptar los cambios de rumbo que nos vienen
impuestos, de nuestra rapidez para levantarnos cada vez que caemos, de nuestra coherencia
y valentía para asumir las decisiones que tomamos, de la sabiduría para
reconocer nuestros errores y rectificar cuando nos hemos equivocado, y por supuesto, de la capacidad para disfrutar cada momento que vivimos, aquí y ahora.
Nuestra paciencia depende de nuestra
capacidad para soportar el dolor. Todos tenemos un límite para aguantar el dolor,
nuestra paciencia dura hasta llegar a ese limite, o bien, hasta que nuestra
experiencia y sentido común nos dice, podría aguantar más, pero sencillamente, no
me apetece.
A veces no se trata solo de aprender, sino también
de desaprender lo aprendido para poder seguir avanzando. Y comprender que
al igual que la vida fluye y se encuentra en constante evolución, nosotros
también deberíamos evolucionar con ella.
Y para evolucionar todavía nos queda mucho por aprender acerca de la empatía, la tolerancia y el respeto por los demás. Cuando hoy, lo mas fácil es criticar a los que piensan de forma diferente a nosotros. Simplemente, porque provenimos de una sociedad bastante inflexible, que aunque liberada en algunos aspectos, sigue siendo bastante rígida en materia de tolerancia y respeto.
😍
ResponderEliminar