Todavia recuerdo como nevaba hace 5 meses cuando
sali de casa con una maleta camino del aeropuerto a las 6 y media de la mañana.
Todavia era noche cerrada, pero Freiburg resplandecía completamente blanca, preciosa
y yo me moria de calor porque volvia a casa por Navidad, loca de
contenta. Hay momentos que quedan grabados en nuestra retina con todo detalle,
imagenes preciosas. Esa fue una de ellas, una de las innumerables que me dejó ese año.
El 2011 fue un año increible, pero ya empezaba a
pesar la nostalgia de todo lo que habia dejado atrás. Asi que recibí el 2012 con
los brazos abiertos. Fueron días intensos, llenos de cariño y de personas preciosas. Disfruté Madrid con creces, todos los dias de arriba para abajo, a veces agotador, y sin tiempo suficiente para ver a todos, pero siempre reconfortante y rodeada
de buenos amigos y de los incondicionales por excelencia, mi familia.
La vuelta, a Freiburg fue todo un sock, empezando por el clima. Habia que empezar a trabajar duro, retomar la búsqueda y prepararse
para el frio. A partir de ese momento, no habia tiempo para pensar, era hora de
ponerse en marcha, sin saber de donde sacaria las fuerzas. Porque lo cierto es que no las tenia.
Pero sin embargo, dejar atras el 2011 me habia hecho mas liviana. Ya no me
costaba tanto moverme y lo hacia con mas agilidad. Tengo la impresión de que ha pasado toda una vida desde entonces.
Aprendí a hibernar
y mas aun importante, a cultivar alegrias, y esta vez no hablo de plantas. Yo
no era consciente de lo que estabamos cociendo. Me rodeé de personas muy
buenas, de las personas que mas me querian y yo simplemente me dejaba querer. Y
precisamente cuando pensé que vendria el crudo invierno, cuando llegó el frio de Novosibirsk, empecé a sentirme muy
feliz.
El año pasado
empecé a tomarme muy en serio, a practicar y a comprobar la teoria de que la felicidad atrae a
la felicidad. Y estaba tan convencida de que era verdad, que cuando perdi mi
fuerza en otoño, me decia, “ya puedes ir empezando a buscar una mina, para
sacar alegrias, porque te queda un trozo” Asi que decidi dejar de pensar, hacer
mucho deporte, estudiar mucho aleman y hacer todo lo posible para encontrar
gente que mereciera la pena. Y por supuesto, trabajo. Ese era mi objetivo
numero uno del 2012.
Está claro que en
nosotros reside la base de todo nuestro potencial y la energia que necesitamos
para salir adelante. Pero con un buen equipo, un equipo afin a ti y bueno para
ti, rodeado de las personas adecuadas, los resultados son mucho mejores y sobre todo la vida es mucho mas agradable y enriquecedora.
Por eso cuando los
encontré, simplemente me dediqué a quererlos y a dejarme querer. Y sin darme
cuenta, preparamos y atraimos todo lo bueno que vendría después. Porque lo
mejor de todo, es que todo lo que necesitaba en ese momento, llegó todo junto.
En apenas dos semanas llegaron todas las buenas noticias. Las cosas que estaban
regular se arreglaron de la noche a la mañana. Y si hasta el momento tenia
muchos conocidos y un par de buenos amigos. A partir de ese momento, empezaron
a consolidarse nuevas amistades y a recuperar otras que se habian dormido por
el camino. Y lo mejor de todo, mas que nada, porque de eso dependia todo lo
demás: Encontré trabajo.
También llegaron
las visitas, repletas de alegria, de cariño y de muy buenos momentos. Fueron
todo un regalazo. Me alimenta mas una visita que la comida de cada dia. Y mira
que me gusta comer :) Fueron todo un subidón de energia. Las conversaciones en
Feierling, camino del Feld See, las risas en las termas de Freiburg o la
conversación de Baden-Baden, se convertirian en un punto de referencia para mi.
Y asi, los meses que yo pensaba que iban a ser los mas dificiles. Fueron los
mejores.
Aprendi que
quererse es dejar marchar a las personas que en ese momento no te valoran, que no quieren o no pueden estar a tu lado, o que consciente o
inconscientemente te hacen daño con sus idas, venidas o limitaciones. Quererse es dejar que la vida siga su curso y confiar plenamente en que todo tiende a un equilibrio natural, ese que está por encima de nosotros. Y que en definitiva, creer que todo irá bien y que todo los cambios que vienen sin buscarlos, serán para mejor. Aunque a veces cueste creerlo.
Aprendi que para
ser feliz basta con quererse y dejarse querer por la gente que quiere estar a
tu lado, la gente que te hace bien, que te hace reir, que te enseña a
crecer, que te acompañan en la dirección que tu avanzas y que en definitiva hacen tu vida mas plena y mas
sencilla. Mas feliz. Las que te hacen sentir como en casa. Y en eso también he tenido mucha suerte, porque ya he encontrado unas cuantas. Y eso, es lo mejor que te puede pasar cuando vives fuera.